Según la leyenda, se trata de una viejecita, con silueta curvada, capuchón y jugon, que vivía en una casa donde ahora está el lago. Éste se construyó a pesar de su negativa y debido a la estima que tenía por ese lugar, cada día visitaba el lugar donde había transcurrido toda la vida. Después de morir, año tras año, vuelve coincidiendo con la Fiesta del Lago.

Encontramos una segunda leyenda, según la cual la viejecita aparece por la Fiesta del Lago y «recorre el pueblo, analiza los avances del vecindario, llena su corazón de alegría» y luego «inicia en un pequeño barco la vuelta a la mansión donde le esperan las hadas que un día llegaron desde del lago de Lanós, seducidas por un pastor».

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