La actual iglesia parroquial de Puigcerdà formaba parte del conjunto conventual de Sant Domènec construido entre 1292 y 1310. El convento fue suprimido en 1835 y se utilizó como cuartel y más tarde como escuela. En 1936 fue incendiada durante la Guerra Civil.

La iglesia tiene una única nave de grandes dimensiones, presidida por una pintura de Sant Domènec, de Juli Borrell. Sigue el modelo de templo mendicante de una sola nave y capillas laterales alojadas entre los contrafuertes. La cubierta a doble vertiente se sostiene sobre arcos diafragma apuntados, que corresponden a una reforma del siglo XV. La última restauración realizada en los años cuarenta del siglo XX utilizó unas placas de cerámica con motivos vegetales y geométricos. Las capillas laterales, un total de cinco por cada lado, están cubiertas con bóvedas de crucería donde las claves contienen motivos heráldicos que responden a los donantes de la capilla. La tercera capilla conserva las pinturas murales del primer tercio del siglo XIV (1320-1340), que son un notable ejemplo de la pintura gótica lineal de tradición francesa y se atribuyen a Guillem de Manresa.

La última restauración del edificio ha puesto al descubierto nuevas pinturas murales de adscripción más tardía en las paredes de la nave y el coro. La portalada, del siglo XV, está construida con «mármol de Isòvol» en un cuerpo añadido y es la parte más noble de toda la fachada. Centrada en el tímpano hay un rosetón esculpido, sobre el que se encuentra una inscripción con letra gótica y a lo largo de la base, una hilera de arcadas trifoliadas simuladas.